Hay que olvidarse de la idea preconcebida-quizás por las imágenes de la hambruna del pasado- de una Etiopía desértica, estéril y sumamente calurosa, solamente aplicable evidentemente a el desierto del Danakil, muy por el contrario, nos vamos a encontrar con amplias llanuras fértiles y verdes. Si viajamos en Agosto (como lo hemos hecho nosotros), además tendremos lluvias casi a diario sobre todo en las zonas de Addis y Lalibela, en el Omo sur son más ocasionales.
Durante la noche la temperatura nos va refrescar bastante, en Addis a 2.400m. ronda los 16º y en Lalibela 2.630m.- aunque llegaremos a los 4.000m. al visitar la iglesia de Asheton Maryan-incluso menos, por lo tanto imprescindible un impermeable, a nosotros nos fué genial uno que abrigara un poco.
Los valles verdes contrastan con los paramos secos que los viajeros
esperamos encontrar.
Volamos con KLM vía Amsterdam, salimos de BCN a las 6:25 A.M., llegamos a ADDIS a las 20:35 P.M.. Horario Internacional con respecto a España + 1 hora, horario Etíope - 6 horas.
Los vuelos internos es mejor comprarlos en el país, suelen costar unos 36 € por trayecto, si lo hacemos desde aquí, unos 100 €.
En Addis nos hospedamos en la Pensión Selam. 315 Birrs SD, aceptable para la media local, enfrente el café La Parsienne es estupendo para desayunar, no hay que perderse el sabor de un café "expresi" mitad té, mitad café. A nuestro regreso y final de viaje ya algo cansados, nos hospedamos en el Hotel Harambee más caro y cómodo que la media, tiene un buen restaurante, que agradecerás para salir de las pizzas y la pasta.
No hay que fiarse nunca de las reservas de Hotel que no dejes pagadas, no te las respetarán para nada.
El Mercato.
Recorrimos a pie toda la ciudad, sus calles más animadas Bole, Churchill (donde hay algún intento de gran superficie), llegamos hasta el Mercato (el más grande de toda África), puede que también el más apestoso.
Imágenes de Addis Abeba.
Paseamos por Meskel Square, donde por lo menos ves el gran espíritu atlético de los Etíopes, es buena idea unirse a ellos para un buen entreno. Fuimos incluso a la nueva oficina de Haile Gebrselassie, para intentar saludarle, que ilusos, es no solo una celebridad también un adinerado empresario dueño del Haile Resort.
Toda la ciudad tiene aspecto de destartalada e inacabada, sin mayor interés.
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